domingo, diciembre 06, 2009

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Lo que me encanta de mozuelos es esa barra de bar, ese chamicín en el que hacemos horas y risas, pasamos calores y odiosos fríos, nos refugiamos de la lluvia o del sol matador de agosto, del viento que nos viene por donde sea. Pasan los años y la barra sigue siendo igual, el paisaje y la gente vamos cambiando pero ella sigue estando ahí, aguantando al tiempo, a nosotros, en el fondo posiblemente nos quiera tanto como nosotros a ella. Es una sensación especial pasar unas fiestas de pueblo en un ambiente y paisaje que bien podía ser de la infancia de la que ya casi ni te acuerdas.